Es probable que, navegando por este maravilloso servicio de contenidos enstreaming, la película Ibiza te haya obnubilado la retina con su cartel decolores saturados y su reparto capitaneado por la divertida Gillian Jacobs. Una tentación que se multiplica con una sinopsis en la que brillan con neón propio las palabras “fiesta”, “DJ” o “aventura”.
Ante este anzuelo es muy difícil no picar, aun sabiendo que lo que hay detrásno es un peliculón. Y sin embargo, el resultado es más desolador de lo que se podría barruntar: topicazos exagerados, fiestas desorbitadas, personajes inverosímiles… En definitiva, un retrato de la isla que la convierte en una versión de Las Vegas en el Mediterráneo sin reparar en dos realidades.
La primera, que su status de destino de música electrónica mainstream es mucho más elevado y serio del que se muestra. Y la segunda, que Ibiza está cambiando lejos de sus garitos. Los protagonistas de ambos cambios atienden a Traveler.es para distinguir entre realidad y ficción.
EL PROBLEMA NO ES IBIZA, ES EL VIAJERO
Este proyecto estuvo rodeado de polémica desde que se comenzó a rodar. De hecho, sus localizaciones reales están en Croacia porque el Consell de Ibiza no permitió que un guion con tantos clichés exagerados fuera filmado en sus calas, carreteras y clubs. Una contienda gobierno-productora que se alargó hasta su estreno y que casi termina en una demanda por difamación contra Netflix y los productores de esta película.
La cuestión es que, más allá de los conflictos políticos y legales, el filme muestra una Ibiza irreal y que no corresponde con la demanda del gran porcentaje de sus visitantes. “Quien conoce Ibiza sabe que la isla es mucho más que fiesta. Afortunadamente, hay gente que viene a Ibiza para disfrutarotro tipo de vacaciones que distan mucho del argumento que se presenta en esta producción” asegura a Traveler.es Vicent Torres, Director Insular de Turismo de Ibiza.
El propio Torres le añade un matiz más a su fama de destino de fiesta: “Hay quien viene a Ibiza con esta idea, pero ese mismo concepto lo buscan si van a otro lugar, ya que es cuestión del perfil de cada viajero”. Es decir, no depende tanto del destino como de lo que busca quien visita la isla.
© ME Ibiza
SOFISTICACIÓN FOODIE
En esta línea, Ibiza cuenta con numerosos establecimientos e iniciativas que poco a poco están seduciendo a un público diferente sin necesidad de adoptar un papel outsider. En el caso del hotel ME Ibiza, su apuesta se centra en ofrecer una experiencia premium de la isla aderezada por una gastronomía vanguardista. De ahí que este año haya estrenado un bar pop-up en su terraza en el que Ángel León indaga en los sabores y las lonjas auténticas que aún quedan en su litoral.
“Ibiza es el equilibrio entre dos mundos: lo trendy y lo eterno; los lugares más novedosos y en los que parece que se ha detenido el tiempo”, añade. “La Ibiza de las fiestas locas forma parte del primero de esos mundos, pero no refleja la totalidad de la isla ni sus caminos menos explorados” sentencia.
FILOSOFÍA IBIZA
En cierto modo, la esencia ibicenca se potencia lejos de su popular costa en pueblitos, campos, molinos y paisajes salpicados de casitas blancas que tanto inspiraron a arquitectos como Sert, Broner o Le Corbusier. Unos parajes donde el lujo se cimenta en el difrute con respeto. “Si quieres a Ibiza, eres de Ibiza”, apunta Lucas Prats desde Can Lluc, un hotel rural donde se potencia el sentimiento de pertenencia a la isla.
Este hotel boutique es el fiel reflejo de que el lujo y el neón siguen caminos divergentes en la isla. Su éxito no solo está basado en ofrecer una experiencia slow a los viajeros, sino en encontrar un público fiel que valora los placeres rurales.
“Valores como la naturaleza, la tranquilidad y la gastronomía slow para mucha gente que nos visita, y para muchos empresarios como nosotros, no se han perdido, si no que se han reforzado” concluye.
VERSATILIDAD ANTE TODO
Uno de los grandes grupos hoteleros de la isla es Palladium, una cadena propietaria de espacios tan aparentemente antitéticos como el animado Ushuaïa Beach Hotel o el sosegado y delicado agroturismo Sa Talaia. Juan Cardona, responsable de Explotación Europa de esta compañía defiende en que estos dos universos distantes son la esencia de la isla.
© Sa Talaia
“La diversidad de Ibiza es y ha sido siempre uno de sus puntos fuertes. La posibilidad de disfrutar de algunos de los paisajes costeros y los atardeceres más bellos del mundo, al tiempo que tienes en tus manos la opción de vivir algunos de los eventos musicales más deseados, con los DJs más reconocidos a nivel global, es algo que sólo se puede experimentar aquí” asevera.
Por eso, lo verdaderamente importante para el futuro de este destino no es tanto el qué ofrecen sus establecimientos o qué es lo que buscan sus turistas, sino, más bien, sus estándares de calidad.
“Aspectos como la oportunidad de conectar con la naturaleza, descubrir la artesanía local o, incluso, la propia gastronomía ibicenca, son algunas de las claves que transmiten la calidad de vida con la que siempre se ha identificado Ibiza” apunta Cardona.
NOCHES SOFISTICADAS
En menor medida, la película Ibiza también caricaturiza el ocio nocturno de la isla, por mucho que sus protagonistas estén persiguiendo a un falso DJ de talla mundial. Algo que no preocupa a su club por excelencia: “Los viajeros que escogen Ibiza como destino para sus vacaciones o para una o varias escapadas conocen perfectamente el estilo de vida que representa Ushuaïa Ibiza, ya que ofrece un conjunto de servicios y experiencias únicas, cuidadas y exclusivas” comenta Iñaky Bau, Director de Marketing de Palladium Hotel Group.
En definitiva, por mucho que los 117 millones de suscriptores de Netflix hayan podido recibir una visión parcial de la isla, la Ibiza sin cursivas cuenta con un tipo de viajero y con una oferta de ocio muy por encima de clichés y topicazos.