- Este agroturismo es la opción perfecta para aquellas familias o parejas que escogen la isla como destino de vacaciones de Semana Santa
Ibiza, 8 de abril 2019.-Lo mejor de la naturaleza y de los campos de Ibiza, la paz de un oasis en mitad de la isla, el lujo de contar con una atención personalizada, sin encorsetamientos ni horarios, y la tranquilidad de alojarse en un establecimiento donde no faltan los detalles y en el que el tiempo se para. Esa es la filosofía de Can Lluc Hotel Boutique & Villas, un agroturismo ubicado en una finca familiar con más de dos siglos de historia, que desde hace más de 15 años ofrece otra forma de entender el descanso en una isla que ofrece multitud de posibilidades, y que se convierten en la opción perfecta para quienes buscan disfrutar de unas vacaciones de Semana Santa diferentes.
“Apostamos por un turismo de calidad, ofreciendo la cara más auténtica y natural de la isla con un servicio profesional, pero sin perder nuestra esencia familiar y cercana”, afirma Lucas Prats, propietario de Can Lluc, quien matiza que su filosofía se basa “en cuidar a quienes se alojan con nosotros desde que llegan y hasta el último minuto”. No en vano este hotel se adapta a las necesidades de sus comensales. “Si nuestros huéspedes llegan a las 11,00 horas y no han desayunado se les ofrece un refrigerio, si vuelan por la tarde pueden seguir disfrutando de nuestras instalaciones, y si quieren una paella tradicional para comer en un comedor privado, se les sirve la mejor”, resume Prats, para quien “esos detalles que marcan la diferencia, son los que nos hacen únicos”. Una atención que no ha pasado desapercibida en foros como el club de calidad Rusticae, que ha calificado su piscina como una de los diez mejores del mundo, en la plataforma Hoteles Con Encanto o la Guía para España y Portugal de Condé Nast Traveler, que lo incluye entre los 7 mejores hoteles para alojarse en Ibiza en 2019.
Un agroturismo con 200 años de historia
Can Lluc se ubica en una casa antigua payesa de más de 200 años de antigüedad en plena naturaleza ibicenca y dispone de 7 habitaciones dobles, 5 superiores y 8 villas, que cuentan con sus propias terrazas privadas o chimeneas, y que permanecen abiertas al público todo el año. La restauración de este enclave efectuada en el año 2000 se llevó a cabo de forma totalmente artesanal por el estudio de arquitectura de Pep Torres, que supo plasmar a la perfección la idea de sus propietarios, Lucas Prats y Tina Soriano, manteniendo las paredes de piedra y los techos de madera de sabina originales, y dándole un toque personal a cada espacio.
Sus 20 habitaciones son perfectas para viajes de empresa, escapadas familiares o en pareja, así como para retiros espirituales y de salud, y permiten aunar la gastronomía, la tranquilidad y el ocio de la isla. Además, este hotel cuenta con sus propias rutas de senderismo, gimnasio propio, jacuzzi, piscina, amplios jardines, zona de cultivo y restaurante: Olea de Can Lluc.
Un lugar que se ha convertido en un referente en la isla para dar vida a momentos únicos como bodas, bautizos o comuniones de clientes que no han dudado en elegir las instalaciones de Can Lluc como el lugar idóneo por su filosofía, su dedicación y su magia natural.