La actriz Aura Garrido y Dior llegaron a Can Lluc Hotel Rural, de la mano de Woman, estuvieron en Can Lluc para recorrerse la isla de la mano de la colección ‘Diorivera’. ‘Discreta, cultivada, cercana, vegetariana, amante del yoga, la meditación y los animales, si hubiera un sitio en el mundo para ella, sería la Ibiza más espiritual’, la Ibiza de Can Lluc.
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Como buena actriz tiene dos caras: la glamourosa, a la que le sientan como un guante las piezas de Dior, y una mucho más ‘hippie’. En Ibiza la descubrimos junto a la ‘pop-up’ que la casa francesa abre por primera vez en la isla.
Es la isla menos explorada por esta actriz madrileña, en la que siempre estuvo de paso. Por eso, cuando propusimos a Aura Garrido viajar a Ibiza para descubrir el lado más auténtico del arrecife balear, no lo dudó: de la mano de Dior aprovechó el parón del rodaje de ‘Malnazidos’ para pateársela de norte a sur (enfundada en la romántica colección Diorivera): «Tengo muchos amigos que vienen siempre aquí y me cuentan que es una isla de muchos contrastes. A mí la parte que más me gusta, la que más va conmigo, es la natural, la rústica, la tranquila… la fiesta de Ibiza no me llama mucho la atención (risas). Soy una enamorada del Mediterráneo.»
A sus 30 años, esta actriz nominada en dos ocasiones a los Goya –’Planes para mañana’ (2010) y ‘Stockholm’ (2013), filmes por los que consiguió la Biznaga en Málaga–, que apuntaba maneras de pianista y bailarina, resultó ser una estupenda compañera de aventuras. Discreta, cultivada, cercana, vegetariana, amante del yoga, la meditación y los animales, si hubiera un sitio en el mundo para ella, sería la Ibiza más espiritual, la auténtica ‘hippie’.
¿A ti qué tipo de fiestas te van?
Yo soy más de reuniones de amigos en pequeños espacios. Necesito tener confianza con la gente para estar a gusto.
Cuando eres una persona conocida, es lo que toca…
Bueno, tiene que ver más con el carácter: los sitios grandes me agobian. Pero también soy de probar cosas nuevas, si se tercia ir con amigos a una fiesta masiva, no voy a decir que no (risas). Tampoco he hecho series tan populares (‘El Ministerio del Tiempo’, ‘El día de mañana’) como para que la gente me reconozca por la calle… Y cambio mucho de look. No me ha condicionado la vida el hecho de ser actriz.
¿Lo de afrontar trabajos más alternativos en tu carrera ha sido algo buscado?
Eso no se controla. Si tienes suerte, llega un momento en el que puedes elegir más, pero mucho menos de lo que la gente piensa (risas). Yo me siento muy afortunada, sobre todo porque vivo de lo que me gusta. Y me lo repito constantemente. Los trabajos que me llegan son muy especiales y los disfruto a tope; me han permitido probar cosas nuevas, cambiar de registro… yo vivo de los retos, de los experimentos, de saltarme mis propios límites.
¿Y has dado algún paso en falso?
Con el tiempo, siempre hay cosas que crees que podrías haber hecho diferente… pero tus decisiones te llevan hasta donde estás y yo no cambiaría nada. Las malas te permiten enfrentarte después a nuevos retos, porque de todo se aprende. Esta es una profesión en la que cuesta mantener la cabeza sana: es fácil tomarse las cosas de forma personal, a pecho. Suena yogui, pero es la verdad.
Enlazas un trabajo con otro, ¿estás cansada?
Con los años, voy aprendiendo a decir que no y a dejar mis espacios, que es difícil. Para empezar, porque te apetece hacerlo todo, pero tu cuerpo tiene un límite y además tienes que vivir. Los trabajos son intensos, pasas meses fuera de casa, largas horas… pero cada vez es más importante respetar esos tiempos para mí, para mi gente, para viajar, para aprender otras cosas…
Ahora te tomas uno de esos parones…
Sí, unos meses en los que, antes que nada, me iré de vacaciones. Y lo primero será viajar a Cuba. Me han invitado a un festival de cine y me quedaré por allí. Y luego quiero disfrutar de mi casa y de mi gente. He estado un año fuera y necesito ordenarlos (risas).
Vienes de una familia de músicos e ibas a ser pianista, ¿qué te gusta hacer en el tiempo libre?
Invito a mis amigos a cenar… soy bastante culo inquieto, no me aburro nunca. Me gusta mucho ver teatro, tengo una lista tremenda de series, películas y libros pendientes. Pero de momento, solo tengo entradas para ver a Muse (26 julio, en el Wanda), luego veremos…
Este otoño estrenas dos películas importantes: la primera es ‘El asesino de los Caprichos’ (18 octubre), de Gerardo Herrero…
Es un ‘thriller’ que cuenta la historia de un asesino en serie vinculado al mundo del arte, en concreto a ‘Los Caprichos’, de Goya. Maribel Verdú es la inspectora que investiga y yo soy su compañera… Ella es un regalo. Siempre la he admirado muchísimo y estaba de los nervios al principio. Pero es una compañera increíble, enseguida hace familia, contagia buen rollo… He aprendido infinito de ella y la tengo muy presente después de este rodaje. La quiero muchísimo.
Y trabajas por tercera vez con Daniel Calparsoro en ‘El silencio de la ciudad blanca’ (25 octubre).
Está basada en una exitosa trilogía de novelas, con lo cual había mucha presión por hacerlo bien. Si te gusta leer, sabes que adaptar un libro es difícil. Estuvimos dos meses en Vitoria rodando, con Belén Rueda y Javier Rey. Todos tenemos ganas de hacer las tres partes, así que a ver si funciona…
¿Qué ves tú como espectadora?
Consumo un poco de todo, salvo terror, porque lo paso mal. Me gusta muchísimo la ciencia-ficción, la comedia, los ‘thrillers’, las películas intimistas… Ahora me sobrepasa la cantidad de oferta que hay y picoteo de aquí y de allí. Tengo que encontrar tiempo para ver ‘Los Soprano’.
Veo que en tu carrera no hay apenas comedias, que te gustan tanto…
Bueno, una vez hice una, pero me dieron el personaje serio, me deben ver cara de intensa (risas). Pero en teatro sí, ahora estoy con la gira de la comedia ‘El tratamiento’, de Pablo Remón. Vamos haciendo bolos de vez en cuando. Es una obra bonita y no queremos que se acabe.
Llevas 10 años de carrera, ¿qué ha sido lo mejor y lo peor?
¿Lo mejor? Lo que he aprendido de los compañeros y los viajes. Lo peor, que es un trabajo que requiere mucha exposición, se te juzga continuamente y es difícil de gestionar cuando eres joven. Todas las opiniones externas me afectaban (¡y no existían las redes sociales!): la gente opina de tu trabajo, sobre quién eres, cómo vistes, cómo hablas, lo que dices, lo que no… todos vamos haciendo lo que podemos con lo que tenemos. Es un trabajo efímero, intenso, depende de factores externos y resulta difícil compaginarlo con la vida personal. No poder estar para mi gente me pesa mucho.
¿Y cómo te llevas con las redes sociales?
Ahora mismo, solo uso Instagram, que es la menos invasiva. Me he ido quitando de los demás… hace 12 años que no utilizo Facebook y Twitter solo lo empleo para cosas muy específicas, porque necesitaba espacio. Y te digo algo: la desconexión de Twitter me ha reconectado con la vida.
¿Cómo te cuidas?
Pues muy mal. Intento hacer yoga, salir a correr, porque soy asmática y me viene bien, surfear en verano… pero en cuanto empiezo a rodar, todas las rutinas desaparecen. Soy vegetariana y tengo intolerancias, así que pensarás que cuido la alimentación, pero la cantidad de veces que ceno patatas fritas con cerveza no te las puedo llegar a contar (risas).
¿Una tentación?
El chocolate y los nachos con queso. ¡Todo eso y junto!